El fin de la Guerra Fría, con el desplome del muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética, dio lugar, en principio, a un nuevo orden mundial, de carácter unipolar, liderado por los Estados Unidos.
En ese nuevo orden, surgen como elementos fundamentales, la globalización y la revolución científico-tecnológica dominada por el Internet y la digitalización. Posteriormente, con el ascenso de la República Popular China como potencia emergente, los ataques terroristas del 11 de septiembre, la crisis financiera global, la situación de incertidumbre e ingobernabilidad en distintas regiones del mundo y el impacto de la pandemia del Covid 19, han contribuido a crear una nueva configuración del escenario internacional.
Dentro de ese contexto, la República Dominicana debe insertarse dentro de la comunidad internacional, en base a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, con una política activa de intercambios y cooperación, al tiempo que fortalece su independencia, soberanía y autodeterminación.
Como parte de ese proceso, el país debe contribuir a la profundización de la integración regional de América Latina y el Caribe. Debe ser parte de los organismos subregionales, de CARIFORUM, Asociación de Estados del Caribe (AEC), del Sistema Interamericano de Centroamérica (SICA), y de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC).
Continuar fortaleciendo vínculos con los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y de envío de turistas, donde ya residen más de dos millones de conciudadanos. Estos son los principales agentes de generación de divisas para nuestro país, ya que solo a través del envío de remesas, hacen una contribución anual de 10 mil millones de dólares.